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El Atari que escribió mi vida

 

En la prehistoria del Internet

Cierro los ojos, y aún puedo verme a los doce años, con una libreta llena de garabatos y código BASIC, fue mi primer lenguaje, desordenado y simple. No teníamos dinero para comprar un computador, y mis papás tenían miedo de que fuera un capricho. Yo le pasaba el código a un amigo que tenía un Atari para que lo probara (ninguno de mis códigos funcionó). Tuve que vender dulces en la calle para juntar el dinero y cuando lo vi sobre la mesa, blanco y reluciente, no vi un juguete, si no un un desafío que prometía respuestas a preguntas que aún no conocía. 



Era una época de límites, y el Atari era un reflejo de eso, 64k de memoria y 256 colores, pero las posibilidades eran infinitas. Creamos gráficos en 3D, sintetizadores de música, alarmas improvisadas para mi casa. Cada dificultad era un desafio ese Atari me dio muchisimos!. Fue mi primer amor y no hubo otro equipo que me llenara tanto… hasta que llegó la Raspberry (otra historia!) o me dieran tantos desafios hasta que conocí a Linux.  


Luego Assembler me enseñó algo hermoso: eficiencia, control, la belleza de un código que funciona como un reloj bien afinado. Las resmas de papel que gasté imprimiendo los códigos INT para la 8088, hackeando la cuenta de investigadores de la U porque yo no tenía créditos, pero sentía que cada página impresa me acercaba a secretos que nadie nos quería enseñar.  



Gracias a un amigo, descubrí BITNET, que más tarde se convertiría en "el Internet". Fue como abrir una ventana y darse cuenta de que había un mundo entero esperando ser explorado. Junto a un grupo de amigos creamos un grupo de hackers que llamamos "Amnistía Computacional". Con más curiosidad que conociminetos, nos dedicamos a desafiarnos y desafiar a los sistemas. Encontramos formas de conectar construyendo redes clandestinas y juegos de texto como Startrek y MUD. A nuestra manera, creábamos comunidad en un espacio como el viejo oeste, donde aún no existían las reglas.  


Nos comunicabamos con herramientas que nadie recuerda; Archie, Gopher, NNTP, RSCS… eran días llenos de pequeñas victorias. Conseguir el Ventura Publisher, por ejemplo, fue una hazaña, pesaba apenas 6 megas, pero nos tomó 3 días, veinte discos de 5 ¼ y toneladas de paciencia. Lo tuvimos 2 semanas antes de su lanzamiento oficial en los estados juntos (Luego lo hicimos con CorelDraw). 


Pero lo mejor no eran los triunfos sobre la tecnología, sino los momentos en que nos conectaba con algo más grande. Sentados frente a esas máquinas viejas (IBM S/360) vimos la historia desplegarse en tiempo real. Estuvimos ahí cuando cayó el muro de Berlín, cuando los estudiantes protestaron en Tiananmén, cuando un joven Linus Torvalds presentó timidamente al mundo su propuesta, "Linux". No eran noticias; eran parte de nuestra historia. Hablabamos con periodistas y estudiantes de países lejanos, ayudándolos a compartir sus historias en lugares donde la libertad no era una opción. Era un recordatorio constante de lo que significó crecer en Chile durante la represión.  



Por los 90s un amigo del club me regaló Chilenet, donde encontré una nueva conexión. A través de UUNET, la red telefónica nos daba acceso a correos, listas, noticias y archivos. Vislumbramos antes que nadie lo que sería el futuro de la "Internet". Pero fue Linux lo que realmente cambió las reglas del juego. Por primera vez, teníamos un sistema operativo que no solo funcionaba, sino que también nos dejaba mirar dentro, entenderlo, construir cosas nuevas. Era como recibir un motor de vidrío para ver como funcionaba cada pieza y poderlas mejorar, eso nos dio un poder que nunca antes habíamos conocido.  



¡Son tantas historias!, demasiadas para una sola publicación. La mayoría están en mi blog personal, más de 200 publicadas y otras 500 esperando en el silencio del borrador. Pero todas ellas me enseñaron algo; que cada código, cada conexión, cada proyecto era una oportunidad para aprender, para crear, para hacer algo que importe. Es fácil mirar hacia atrás y quedarse en la nostalgia, prefiero recordar cómo empezó todo, con curiosidad, con determinación, y con la convicción de que siempre hay algo nuevo por descubrir.  

Y siempre hay algo nuevo por descubrir.

Antes era fácil aprender y romper códigos, hoy... es mucho más fácil. Antes era fácil aprender cosas nuevas, hoy hay pocas cosas nuevas, casi todo es un reciclaje de los anterior. 

Las IA's son la nueva frontera... allá voy. 

Fue una bella época y cuando me preguntan "cuando fue tu mejor momento", respondo siempre "hoy"



Del Escritor

  • Es Cainista
  • Escribiendo desde el ombligo
  • Creo que la verdad es una mujer muy fea, que las palabras lindas no siempre son ciertas, que lo cierto no siempre lastima y que hablar bonito no significa hablar bien. No busco la felicidad si se esconde detras de una mentira.
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